martes, 12 de febrero de 2013

Gotitas viajeras


Mira esas tristes gotitas aferrarse a la ventana del bus y viajar de polizones mientras te miran sin mirarte. Vienen desde un planeta lejano, de allá arriba, de quién sabe donde. Van cayendo en picada porque el motor de la nave se averió y la gravedad empuja. Se aferran a la ventana y siguen viajando mientras sus hermanas más débiles, que no resisten la fuerza poderosa de la gravedad, se las llevan consigo hacia el abismo, deslinzándose por la ventana, dejando una triste estela, un caminito que luego se convierte en nada o en más gotitas. Y abajo, abajo, muy abajo, se unen todas esas pequeñas líquidas hermanitas, esos objetos voladores sí identificados, esos simulacros de lágrimas y se van convirtiendo en charco, creando un planeta nuevo que posiblemente algún día sea río o mar u océano, porque así de grande es la fuerza de los pequeños cuando van unidos. 

Mira esas gotitas que se pegan a tu cuerpo y viajan de polizones en tu camiseta, en tu pantalón, en tu chaqueta, en tu pelo, en tu sombrero, en tus audífonos, en tu sombrilla... ¡ah!, hermosas gotas viajeras que se van convirtiendo en parte de tu cuerpo, en compañeras de tu triste ruta, en camuflaje de tus tristes lágrimas o en adorno estelar de tus tristes sonrisas.

Biofiloaeda

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