lunes, 8 de abril de 2024

Prismamor

Eres magia multicolor
desde el día primero,
cuando me perdí en tu amor
aunque fue un viaje efímero.

Ahí, al verte en la lejanía,
cambiaron todos los tonos
y fue como una epifanía
perderme en el café de tus ojos.

Supe en ese entonces
que jamás te olvidaría,
pero te fuiste pronto esa vez
y yo creí que te perdería.

Los días se hicieron grises
y las noches más oscuras
te llevaste todos los matices,
mientras te extrañaba con locura.

Sucedió una y mil veces
en encuentros y reencuentros,
con besos e ilusiones multicolores
que se volvían recuerdos.

En ese vaivén andaba:
entre el megacolor mágico
que tu boca me daba
con su sabor místico
y el "no" gris que me dabas,
que hacía mi alma añicos
mientras mi amor escapaba
con dolor y muchos gritos.

Pero tu magia vino un día
y, sin los labios tocarnos,
el alma nos besamos
e hicimos del color melodía.

Los grises se hicieron recuerdo
y nuevos colores construimos,
con un lindo y tácito acuerdo
de aprender de nuevo a querernos.

Aprendimos a vernos las almas,
para amarnos más bonito,
a crear tonos que nadie vio jamás,
porque los creamos paso a pasito.

Así, al fin, nos encontramos.
Así, al fin, nos reconocimos.
Así, al fin, aprendimos a amarnos.
Así, al fin, nuestros colores creamos.

Sin el verde tóxico de celarnos.
Sin el negro violento de pelearnos.
Sin el gris opaco de llorarnos.
Sin el febril granate de insultarnos.
Sin el rojo alarmante de poseernos.
Sin el cenizo horrible de odiarnos.

Juntos unos nuevos colores inventamos
con tonalidades mágicas y especiales
con los que nuestra burbuja pintamos
para al fin vibrar a ritmos similares.

Esta es la paleta que llevamos, 
que rima no necesita ni requiere,
porque su propia música armamos
y nuestra poesía nunca muere:

La fuerza multicolor de nuestra amistad,
la mágica pintura de la libertad,
el tono único de la confianza,
el brillo fascinante de la sinceridad,
la luz ascendente del amor,
el sonoro color de nuestra pasión,
la serena calma de estar juntos,
el ritmo único de encajar,
la tonalidad embriagante de besarnos,
el contraste hermoso de entendernos,
la atrapante mezcla de enviciarnos,
el vibrante rítmico de gemirnos,
la inefable textura de acariciarnos,
el pincel extraplanetario de explorarnos, 
la amalgama de formas en que nos disfrutamos,
el pantene de todo lo que nos contamos...
y lo que todavía nos falta por pintar.

Eras magia multicolor aquel primer día
y, aunque una vida haya pasado,
eres todavía el motivo de mi alegría,
porque de mi corazón no te has marchado.

Ahora sé cómo responder,
aunque todavía no me parezca cierto,
a ese verso que preguntaba cómo volver 
al beso, a la mano, al primer asiento.