lunes, 15 de agosto de 2022

Hasta siempre, viejo amigo

Era mi rostro,

pero no lo era.

Era lluvia, era líquido...

eran lágrimas.


Era el estruendo,

el ruido que no sonó.

Era yo, era mi alma.


Era la confesión

de la existencia

de ese otro yo

que me azota

y me mata.


Era la despedida,

que parece definitiva. 


Era yo roto,

quebrándome.