lunes, 15 de octubre de 2018

Beso del alma

Y allí estaba ella,
Y allí estaba yo.
Una cerveza turbia era cómplice
De una confesión profunda
Que me hizo extrañarla
Aunque me estuviera mirando,
Que nos llevó a expandir nuestras almas,
A explorar nuestros recuerdos
y a tocar partes del corazón
Que parecían haberse esfumado,
Y el mundo no importó
Ni el reloj ni la cerveza que acababa.


Y allí estaba ella,
y allí estaba yo,
Soñando con una felicidad intocable,
Prometiendo una felicidad inmortal
(Cruz, meñique, corazón),
Tomándonos las manos,
Acercándonos el uno al otro
Como no lo habíamos hecho
Ni en tres lustros, siglos o eones.


Y allí estaba ella,
Y allí estaba yo,
Agradeciendo por lo vivido,

Por el primer asiento,
Por todo lo que nos hemos dado,
Disculpándonos por el daño hecho,
Atraídos en un profundo abrazo...
Y así, por primera vez en la vida,
Nos besamos el alma
Sin tocarnos los labios.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Testamento en vida

Cuando hayas despertado
y la rabia haya huido,
cuando solo te aparte de mí el orgullo,
aunque quieras abrazarme,
decirme que me adoras
y ver la sonrisa que me causa tu sonrisa,
siéntate con calma y mira dentro de tu alma,
imagina que un desafortunado mensajero
te notifica que he muerto,
que el tiempo ha acabado
y no hay otra oportunidad,
que no volverás a verme
ni escucharás mi voz jamás
.
¿Cuánto importa el orgullo ahora?
Dímelo, que la muerte siempre espera,
y yo solo quiero irme con la alegre certeza
de causarte sonrisas,
de tenerte a mi lado,
de conservar tu amistad
y ese mágico espacio en tu corazón.

domingo, 10 de junio de 2018

Blue Monster

Te vi,
eras una estrella lejana e imposible
que iluminaba un camino desconocido.

Te reencontré,
abriste un inesperado baúl de cariño,
caminaste a mi lado
cuando nadie más quería,
cuando todo caía a pedazos,
cuando un llanto sin lágrimas
me ahogaba a diario el alma.

Y fuiste entrando lentamente,
armaste una habitación en mi corazón
que cada día fue creciendo,
a pesar de que no se debía,
de que era prohibido,
de que no lo busqué
ni lo quería
ni lo esperaba...
no lo noté,
no se me culpe por nada.

Ahora te vas,
te estoy viendo lejana,
como la primera vez
y supe que eres una estrella fugaz
que creí alcanzar,
pero solo pasaba.

Y despertaste a un monstruo azul y grande
que huele el amor en mi sangre
y destruye todo refugio,
toda compañía,
toda alegría,
toda esperanza.

Y comienzas a doler
con un sabor conocido,
dueles como todo,
dueles como nada.

Llegó la hora de desvanecerme,
de desaparecer,
de alejarme,
de salvarme,
de irme a una tierra lejana.

Alguna vez, si dejas de doler, volveré,
aunque desde hoy serás nostalgia
y el trabajo de las nostalgias,
no sé si lo sabías, querida mía,
es doler.