lunes, 22 de marzo de 2010

Viaje poético

Botella al mar
«Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles».
Mario Benedetti.

Y la botella comenzó a navegar por los mares. Día y noche recorrió cada océano conocido y por conocer. Jugó con los peces, las mantarrayas, las anguilas, los cangrejos, los delfines, los tiburones y una que otra ballena. Los seis versos iban llenándose de más socorros, más alertas, más piedritas y más caracoles. Conoció historias de piratas y marineros tristes. Así se fue llenando de más socorros y más alertas. La botella supo de pandemias y de muertes, de hambrunas y de genocidios, de más socorros y más alertas. Y por cada socorro y cada alerta hubo una piedrita y un caracol. Pasaron los años y conoció la historia completa de la humanidad. Hasta que de la humanidad no se supo nada más.

Y una buena tarde, cuando ya la botella estaba a punto de hundirse por el peso de tantas piedritas y socorros y alertas y caracoles, encalló en una playa cualquiera impulsada por la última ola, por el último suspiro del viento. Y allí, a las pocas horas, la recogió el último niño que poblaba la Tierra. Y el niño jugó con las piedritas y los socorros y las alertas y los caracoles. De tanto juego extrajo los seis versos, de los seis versos escribió seis más y los envió de nuevo al mar. Y luego fueron seis más, y otros seis, y seis más. Seis mil veces el niño escribió seis versos y los envió, las seis mil veces, de vuelta al mar, esperando que, en otra playa casi desierta, otro niño encontrara, de nuevo, piedritas, socorros, alertas y caracoles.
Biofiloaeda

2 comentarios:

Lole Paber dijo...

He encontrado tu blog sin querer, y esta entrada me encanta!
Te seguiré leyendo.
Lole.

biofiloaeda dijo...

Muchas gracias. Será un placer tenerte como lectora de mi humilde intento de literatura.