viernes, 23 de agosto de 2024

Me cuesta

Me cuesta

Me cuesta creer

Me cuesta creer que ese corazón, 

ese corazón que tanto amo,

ese corazón que me regalaste,

ese corazón que me debilita, 

ese corazón que sentí tan suave,

ese corazón que vi tan tierno,

ese corazón que era liviano, 

ese corazón que me llenaba el alma, 

ese corazón que era mi lugar seguro,

me cuesta creer

que ese corazón hoy cause tanto dolor,

que ese corazón me haya olvidado

y cambiado por otro

tan fácil,

tan rápido.


Me cuesta

Me cuesta creer

que ese corazón

sea tan cruel,

sea tan indolente,

sea tan impaciente,

sea tan voluntarioso,

sea tan malgeniado,

sea tan inconsciente, 

sea tan antipático, 

sea tan despiadado. 

Me cuesta creer

que todo lo que dijiste,

y ese brillo que vi en tus ojos

no fue amor, 

sino un engaño, 

una treta, 

un juego, 

una mentira


Me cuesta

me cuesta creer

que te fuiste del todo, 

que no te desearé el feliz cumpleaños, 

que te me fuiste entre los dedos, 

que ya no te tendré en esta cama, 

que solo viniste

a llenarme de amor,

a esforzarte por enamorarme,

para, conseguido el objetivo,

cuando estaba más enamorado, 

más frágil, 

más vulnerable, 

decidir largarte.


Me cuesta

Me cuesta creer

que solo viniste a comprobar

que el seguro está puesto,

que el suplente sigue en su silla,

que la red de seguridad está lista,

que mi corazón todavía te ama

mucho más que el primer día.


Pero te perdono,

como toda la vida, 

aunque te faltó tacto,

aunque te faltó memoria,

aunque te faltó empatía.


(Si estás leyendo, no enloquecí, tengo razón). 

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