domingo, 25 de agosto de 2024

Memorias de la superación de una tusa

Vaya año raro. Arrancó dándome un par de puñetazos laborales, que dolieron, pero me recuperé. Nada grave. Y ahí, en medio de la recuperación, me subió al cielo del amor, al infinito, toqué las estrellas. Fue tan alto y tan momentáneo, que no tuve tiempo de ver cuando la felicidad me soltaba, de ser consciente de la caída, de notarla, de sentirla. Seguía creyendo que estaba flotando, que en algún momento me seguiría elevando, que solo era una turbulencia, un frenón momentáneo y natural en esto de ir al espacio. Que una mano me alcanzaría y me volvería a sacar fuera de este apestoso mundo real. Sé que suena inocente, pero era mi primer vuelo extraplanetario, sepan entenderme. 


Pero entonces vi el suelo, apareció de sorpresa, muy de cerca. Me asusté. Intenté agarrarme de algo, pero en el abismo no hay nada, ni manos ni burbujas, ni paracaídas ni barandas, ni sogas ni equipos de rescate, nada. La esperanza y el autoengaño, solo eso me quedaba. Pensé que estaba soñando, que era una broma, que vivía una pesadilla, que el suelo no estaba tan cerca y yo seguía flotando, que alguien vendría a rescatarme, que me saldrían alas de repente, que un ángel con carita de niña me elevaría de nuevo, de sorpresa, mucho más alto. Pero nada de eso pasaba, pasa o pasará. El suelo se ve cada vez más cercano, más real, más doloroso, más solitario, más mortal. No sé qué hacer ahora. ¿Caeré de pie? ¿Moriré? ¿Rebotaré? ¿Volveré a flotar tan o más alto (faltó tanto por sentir, por explorar)? ¿Quedaré hecho pedazos? ¿Me podré rearmar? Muchas preguntas. Muchas caída. Mucho pasado. Mucho futuro. Pero qué futuro si me puedo convertir en un charco de tristeza y soledad. ¿A qué me agarro? El presente es solo esta caída, tan larga, tan ausente, tan angustiante, tan enigmática, tan desorientadora. ¿Qué sorpresa sigue? No sé. Cuando sepa, les cuento. Yo sigo cayendo...


Actualización 1 - 26 de agosto:


Hoy comienzo a entender. Gracias. Ese empujón me hizo notar que no quiero caer, pero tampoco quiero seguir sosteniéndome de ti. Debo aferrarme a mí, soy mi único paracaídas, mi único apoyo, mi único aliento, mi único sustento y mi mejor fanático. No necesito el amor de nadie para saber lo que soy y el valor que tengo. Solo yo sé lo que valgo y lo que merezco, así que lo voy a ir a buscar. No fuiste tú, está bien. Aposté el corazón al número equivocado y perdí casi siempre, eso pasa. Lo duro es saber que te tuve fe tantos años y fue en vano. No fue tiempo perdido, eso nunca. Fue una bonita aventura y siempre te llevaré en mis nostaltgias y en la memoria del corazón. Pero ya no se puede hacer nada, ya acabó. Otro aparentemente tuvo la suerte que yo no tuve apostándote el corazón. Espero que también hayas tenido suerte y hayas dado con el indicado, que tu corazón, lo sé, ya debe estar cansado de tanto intentarlo. Al menos nos queda una bonita historia para contar y puedo decir que saboreé el amor, de ida y vuelta. Porque de verdad creo fielmente que fue amor lo que vi en tus ojos. 


Se comienza a suavizar la caída, pero sigo cayendo. Ahora que sé dónde está el paracaídas, debo aprender a abrirlo. Seguiré informando.


Actualización 2 - 29 de agosto


Ya entendí que sí te amo, pero también estoy apegado a ti y a nuestra historia, al sueño de que tendría un final feliz, como en los cuentos, las novelas, las películas y algunas canciones. Eso me convierte en tu esclavo y es hora de buscar mi libertad, porque un esclavo es un cuerpo sin alma, un zombie. Yo valgo mucho para ser un esclavo, para estar sujeto a ti o a cualquier persona, para ser un cuerpo sin alma. Así que, con estas palabras, te devuelvo tu corazón, el que me regalaste, para recuperar mi alma, la que te entregué sin condiciones, en forma de medallita, hace 21 años. Debí entender que, al arrojarla a la basura, me estabas explicando que no la querías. Me tomó cuatro lustros darme cuenta, pero, ya que no la necesitas ni la quieres, yo sí. La quiero de vuelta. Te quito el poder. Ya no eres mi kriptonita, ya no eres ni debilidad, ya no eres mi dueña, ya no eres mi ama. Y, por tanto, yo tampoco de ti. Me libero y te libero. Gracias por cada sensación, por cada experiencia y por cada aprendizaje. Gracias por permitirme amarte y permitirte amarme, aunque fuera un ratito no más. Hoy hay que poner punto final para poder escribir otras historias. Hoy hay que decir adiós, no sé si para siempre, porque no controlo el futuro, pero hay que decir adiós. Así que adiós.


Ya el paracaídas comienza a abrir y el suelo no da tanto miedo. Seguiré informando. 


Actualización 3 - 31 de agosto


Esto es un mensaje para ti, Eurídice:


Tengo que admitir que perder el control como lo hice y que me escribieras diciendo que tienes miedo me hizo reconsiderar todo y también me asusté. Pero me asusté porque tienes mucho poder en mí, haces que la mente se me desajuste a un punto en el que ya no soy yo, soy un autómata que se mueve y piensa a la voluntad de los nervios que me causas. Mucho poder y eso no puede ser, estoy cambiándolo para no ser más tu esclavo. Pero eso me llevó a darme cuenta de que tenemos un apego. No solo yo, los dos. Me gustaría explicarte, nos serviría mucho a los dos para crecer, pero es muy extenso y muy personal. De todas formas, en mi proceso de desapego comencé a cavar en mi memoria y en los registros, para confirmar esa idea o refutarla. No solo la confirmé, me di cuenta de que, además, tienes un patrón, que es muy oscuro y ha salido mucha gente lastimada: tu ego, tu inseguridad y tu miedo a la soledad hacen que no sueltes a muchas personas de tu pasado, las atas a tu vida con pequeños gestos y las conviertes en tu red de seguridad, en tu juguete olvidado. No sé si es mi ego o que solo conozco nuestra historia, pero creería que, de todos, yo soy más ese juguete, tu plan B principal, porque he sido el más constante y, tal vez, el más antiguo. Soy la base de tu red y por eso te asustas cuando la cosa se pone muy seria conmigo: comienzo a ser titular y pierdes el seguro, aunque sí tienes otros. En fin, no creo que quiera cavar más profundo. De momento creo que esto lo haces inconsciente, sin notarlo o sin que te importe, porque te concentras mucho en ti y en tu voluntariedad. No quiero notar que hay algo de consciencia en esos actos de crueldad. Espero que nos veamos un día, me gustaría que sanáramos juntos, nos desapegáramos, para aceptar nuestro amor mutuo de forma sana y así expandir las alas, volar y ser felices, sea en el nido que sea. Para liberarnos definitivamente y avanzar. Ojalá leas esto, en verdad me gustaría hacer este proceso contigo, para poder liberarnos. Eres tan importante que en verdad me gustaría ayudarte a que rompamos el patrón y seas feliz. Si quieres escucharme ahora, si quieres que hagamos ese camino de sanación, escribe un comentario y charlamos. Lo necesitamos. 


Creo que comienzo a controlar el paracaídas, pero aún cuesta. Seguiré informando.


Actualización 4 - Septiembre 5


Pensé en eliminar esto, pero no lo haré. Es parte del momento en el que decidí dejar de esconder mis alas y salir al mundo en todo esplendor. Es un pequeño registro del evento canónico antes de convertirme en un ser más luminoso, inmenso y poderoso. Soltar al que no quiere tomar tu mano te permite sostenerte a ti mismo. 


Ya no necesito paracaídas. Tengo alas. Fin de las actualizaciones. 

No hay comentarios: