lunes, 6 de marzo de 2017

Cigarrillos noctunos

–¿Fumas? –preguntó ella.
–Religiosamente, uno cada noche, antes de dormir –contesté.
–¿Es un artificio para conciliar el sueño?
–En parte. Pero es más preciso decir que es para consolar. Un artificio para evitar llorar noche a noche.
–No lo entiendo. Me es lógico pensarlo como un placebo para burlar el insomnio, pero ¿qué tienen que ver el tabaco con el llanto? –replicó ella con cara de real y evidente incertidumbre.
–Mucho. Los cigarros esconden tristezas. Cada bocanada es el aborto de una lágrima.
–¡Oh! Entiendo... –se quedó pensando un rato, mientras alzaba la cara para mirar la luna–. ¿Me regalarías un cigarrillo? –dijo finalmente, sin quitar los ojos del plateado círculo que iluminaba el lluvioso cielo nocturno–. Mejor saca dos, la noche también necesita fumar.