viernes, 21 de febrero de 2025

Jueves y viernes

Cada jueves noto
que a las peras les falta vino,
y que el vino ya no sabe igual.
Cada viernes me doy cuenta
de que a mi cama le falta sonido,
y que el sonido del vacío suena fatal.

A mis jueves besos le faltan.
a mis viernes les sobra ausencia.
Cada jueves la vida se vuelve densa
y en viernes, los fantasmas flotan.
Cada día es vacío,
todos los días son igual,
despierto queriendo estar dormido
y duermo sin querer despertar.

No hay luz,
no hay entropía,
no hay energía,
no hay ganas,
no hay motivación,
no hay brillo...
no estás tú.

Todos los días me faltas todo,
pero los jueves es peor,
y los viernes mucho más,
porque los jueves y los viernes
eran nuestros
y es muy difícil cuidarlos
con tanta soledad.

jueves, 2 de enero de 2025

El amor es un Lego

 Va a sonarte extraño, pero me acabo de dar cuenta de que el amor es un Lego. Al menos para mí, al menos en mi experiencia. Ponle cuidado, te lo voy a explicar en un cuento simple:

Estaba yo, solo, armando mi Lego de... digamos, la Estrella de la Muerte. Que es toda gris, ¿no? Y la estaba armando como podía. Sin leer instrucciones, siguiendo el instinto. Ya le había invertido mucho tiempo, todas mis noches, durante años, porque el tiempo de noche no era mucho y esta es una edición de Lego bastante grande y compleja. Pero ahí iba yo, paso a paso, avanzando entre frustraciones y desánimos, entre pequeñas victorias y momentos de dicha. Con autodestrucciones, recomienzos y abandonos que duraban a veces días y a veces meses, pero ahí iba yo, avanzando. Como todo viaje, que nunca es en línea recta, con sol y brisa fresca. A veces uno solo quiere dejarlo todo y volver a casa. Pero hay que seguir.

Y ahí, cuando ya le estaba comenzando a tomar ritmo al asunto, cuando me ayudé de las instrucciones y la Estrella de la Muerte tomaba forma, cuando comenzaba a sentirme más seguro sobre qué fichas poner, a pesar de que los momentos de duda no faltaban porque una pieza no encajaba o no encontraba alguna que necesitaba y me daba pánico pensar que la había perdido y todo el trabajo habría sido en vano. Ahí, cuando me estaba haciendo fuerte porque el tiempo invertido parecía rendir frutos. Ahí, con la Estrella de la Muerte casi completa, apareciste tú.

Y estabas tú con tus muchas fichas de colores. Y dijiste que eso que yo armaba estaba bien, pero le faltaba color, que estaba muy gris, muy triste. Y, pese a mis reclamos, le pusiste una ficha acá y otra allá, que al principio a mí no me encajaban. Luego, ya resignado, pensando que luego lo arreglaba, que no iba a ser tan difícil solo quitar unas fichas, hasta te ayudé. 

Y mientras poníamos fichas juntos, comenzaba a gustarme el aspecto de la colorida Estrella de la Muerte. Y me daba gusto verla, quería seguir encontrándome contigo cada vez más seguido para poner más colores. Y hasta me gustaban tus planes de mejora y expansión: una Subestrella Orbitante que sirviera de comedor y discoteca, con muchas luces de colores. Un cielo con muchas estrellas, porque estábamos en el espacio, ¿no?. Cambiar la fachada de la Estrella de la Muerte por fichas transparentes, como una burbuja, pero ya no de la muerte, sino de la felicidad, del escape, del alivio, de la diversión. Con interiores a la vista, donde las personas se amaban y se divertían en diferentes secciones, completamente ordenadas por su tipo y con una buena iluminación... claro, todo en fichas. Y yo te dejaba. Ya qué, ya no necesitaba arreglo la Estrella de la Muerte, así estaba perfecta y mejoraba. Me encantaba. 

Y, entonces, ¡puf! Una buena tarde sacaste un manotazo y destruiste todo el trabajo. La colorida Estrella de la Muerte se vino abajo como atacada por unos malvados Jedi que no les gustan los cambios coloridos, las expansiones, las burbujas transparentes y los Darth Vaders enamorados. No dijiste por qué la destrucción, solo que ya no te divertía. Luego diste algunas explicaciones: que no te gustaba el resultado, que yo fui muy terco con poner un color, que pasar tanto tiempo poniendo fichas te estaba aburriendo, que yo quería cada vez poner más fichas, que... que... que...

Y te fuiste, dejándome sin Estrella de la Muerte, ni vieja ni nueva. Ni gris ni colorida. Todo lo que me dejaste fue la necesidad de recoger fichas y reconstruir... si se puede, porque muchas fichas quedaron mezcladas y ya no sé muy bien cómo se reconstruye esto, quemaste las instrucciones y las tiraste a la basura. Y ahí, después de mucho color, me quedo yo reconstruyendo algo gris, pero seguro, que ya había construido. A ver cómo me sale esta vez.

Igualito al amor, igualito a una relación humana, ¿no? Moraleja: no hay que dejar que ningún intruso te venga a cambiar la Estrella de la Muerte, todo plan de mejora foráneo siempre es un plan de destrucción.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Llanto de vientre

Frente a su máquina de escribir,
Gabo escribió una vez
que el llanto de Aureliano
en el vientre de su madre
lo incapacitó para amar.

Y yo encuentro
en mi incapacidad para amar
la razón para creer,
sin posibilidad de dudas,
que una vez, alguna tarde,
mientras el corazón
se formaba en mi pecho,
lloré 
en el vientre de mi madre
y por ese artificio
no tuve ni tendré
una segunda oportunidad sobre la tierra.

lunes, 18 de noviembre de 2024

El amor no es una búsqueda

  • ¿Qué es el amor? ¿Tú crees que alguien sabe?
  • Todos tenemos ideas diferentes del amor a partir de nuestras experiencias. Pero sí hay una verdad. No sé si quieras escucharla. No te va a gustar. 
  • ¿Qué?
  • Nos mintieron. Nos dijeron una y otra vez, hasta que lo creímos, que el amor es una búsqueda. La búsqueda de un tesoro único e inimaginable. Perfecto y mágico. No nos dijeron en qué consiste esa perfección, pero nos dijeron que había que buscarla. 
  • ¿Buscar qué?
  • Pues un ser único, que se ajusta perfecto, que hace clic, que uno lo sabe porque se siente, porque es el alma gemela, el destino, la chosen one, por la que uno daría la vida, esperaría para siempre o bajaría al Infierno. 
  • Pues sí. Eso existe, ¿no?
  • Eso nos dicen en las historias de amor desde siempre hasta hoy, en todos los formatos y con todos los nombres: Orfeo y Eurídice; Romeo y Julieta; Penélope y Ulises; Rose y Jack... ¡Pero qué va! El amor no es eso.
  • ¿Qué? ¿La historia de amor hasta el final? Yo sí creo en ellas.
  • Pues sí, en algunos casos, creo que muy pocos, sí se da eso del amor hasta el final. Pero en general el amor no es un arma con una sola bala, que ajusta perfecto en una única diana. El amor no es una apuesta, no es una búsqueda, no es un destino final, no es una sola persona, no es un solo balazo. El amor no es una sola oportunidad. El amor no se acaba con el "y vivieron felices para siempre". El amor es una aventura, una gran aventura, conformada de muchas aventuras más. 
  • ¿Una aventura y una búsqueda no es lo mismo?
  • No. Cada pequeña aventura, cada persona, cada experiencia, cada recuerdo, cada momento, cada esperanza, cada juego de promesas, cada construcción de planes, cada suspiro, cada pensamiento, cada preocupación, cada corazón roto, cada final, cada "te amo", cada duelo, cada dolor, cada rabia, cada insulto, cada mentira, cada herida, cada odio, cada todo... todo eso, todas esas personas y compañías, todos esos recuerdos y alegrías, todas esas aventuras fueron eso, aventuras: historias de acción y emoción, que se sintieron tan intenso y luego terminaron, porque todo termina. 
  • No. Qué triste.
  • Hay que dejarlas ser, dejarlas ir y volver o no, o lo que sea. Nadie es de nadie, nada es de nada. No hay que aferrarse. Hay que vivir el momento, sin buscar errores, sin buscar perfecciones. Eso no existe. El ser mágico, el ser único, el ser perfecto no existe. Somos humanos buscando la felicidad y el amor. A veces dura un ratico, a veces mucho más. Dure lo que dure, a disfrutarlo con corazón abierto, con mente consciente y sin pensar en el final. Cuando llegue, llegará. Cuando duela, dolerá. Volverá a pasar, una y otra vez. Volveremos a pararnos, a sacudirnos y a seguir, una y otra vez. 
  • No, pero entonces para qué enamorarse si uno sabe que se va a acabar. No tiene gracia.
  • Esa es la gracia. Hay que aventurarnos a amar sin temor. A amar sin buscar. A amar sin expectativas. A amar viviendo el momento y ya. Hay que disfrutar el ratico, dure mucho o dure poquito. Puede que sí te dure hasta la muerte, no lo sé. Tampoco tú lo sabes, por eso no lo esperes. 
  • Pero no me mates la magia, yo quiero mi historia de amor bonita, conocer al amor de mi vida, a mi príncipe azul...
  • No te mato la magia. Solo deja de pensar en príncipes azules o en amores de la vida de la forma en la que siempre te la han vendido, como algo único, como un solo flechazo. Todas las compañías que tocan el alma son amores de la vida, son príncipes azules. Duren lo que duren. Sea lo que sea por lo que se haya terminado. No lo odies, no le guardes rencor. Fue una historia, un pedacito de tu gran historia de amor. Recuérdalo con la memoria del corazón y continúa. Ya aparecerá otro príncipe azul. 
  • Ya voy entendiendo. Pero, entonces, ¿todos ellos son amores? ¿Y el gran amor?
  • Sí, todos ellos fueron amores. Se regalaron amor por un momento de sus historias. Se crearon hermosos recuerdos juntos para contar y para sonreír cuando estén solos. Duró lo que duró y acabó cuando tuvo que acabar. A agradecer y a seguir buscando otro amor. El amor no es para siempre. El amor es de raticos. El amor es una gran historia hecha de muchos grandes raticos. Así que sí, va a doler y lo volveremos a intentar. Porque nunca es un intento, es una historia, es una película, un capítulo de la gran serie del amor en tu vida. Solo enciende el corazón y la mente, dale play y a disfrutar. 
  • Amén.
  • "Amen. Así, sin tilde", dice por ahí.

domingo, 27 de octubre de 2024

Parálisis

Al verte me paralicé
y en la mesa me quedé,
el cuerpo no respondía,

no supe moverme.


Tus ojos me pedían algo, 

pero no sé qué era.


Yo solo quería pararme,

tomarte el rostro con las dos manos,

agarrarte de la nuca

y empujarte hacia mí,

darte un beso en la frente,

decirte que te amo,

y besarte como antaño.


Pero me paralicé.


Me paralicé y no te pude decir

que no quería dejarte ir,

que te quiero de esposa,

de amiga, de amante,

de musa, de confidente,

de todo, para todo y por todo.


Pero me paralicé.


Me paralicé y no te supe cerrar la puerta,

conmigo todavía adentro,

tomarte de nuevo de la nunca

el rostro a dos manos,

darte un beso en la frente

y decirte que no quiero que esto acabe,

no así...

y darte otro beso en los labios.


Pero me paralicé.


Quisiera que volvieras una sola vez,

de nuevo y sin freno de mano,

para que, con unas horas de sueño más

y algo más de lucidez,

pueda ver y entender 

que es mi última oportunidad

que qebo ser yo mismo, 

fiel a lo que siento y quiero, 

sin indecisiones ni temores, 

para no paralizarme

y decirte que te quiero en mi vida

toda la vida 

y estaría dispuesto a dar todo, 

a ser todo, 

a mejorar a diario, 

para que te quedes, 

porque sé que en el fondo, 

realmente tampoco quieres irte,

ni que se acabe esto.

No así... 

lunes, 26 de agosto de 2024

Preámbulo de las instrucciones para dar cuerda a un reloj - Julio Cortázar

«Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.»


viernes, 23 de agosto de 2024

Me cuesta

Me cuesta

Me cuesta creer

Me cuesta creer que ese corazón, 

ese corazón que tanto amo,

ese corazón que me regalaste,

ese corazón que me debilita, 

ese corazón que sentí tan suave,

ese corazón que vi tan tierno,

ese corazón que era liviano, 

ese corazón que me llenaba el alma, 

ese corazón que era mi lugar seguro,

me cuesta creer

que ese corazón hoy cause tanto dolor,

que ese corazón me haya olvidado

y cambiado por otro

tan fácil,

tan rápido.


Me cuesta

Me cuesta creer

que ese corazón

sea tan cruel,

sea tan indolente,

sea tan impaciente,

sea tan voluntarioso,

sea tan malgeniado,

sea tan inconsciente, 

sea tan antipático, 

sea tan despiadado. 

Me cuesta creer

que todo lo que dijiste,

y ese brillo que vi en tus ojos

no fue amor, 

sino un engaño, 

una treta, 

un juego, 

una mentira


Me cuesta

me cuesta creer

que te fuiste del todo, 

que no te desearé el feliz cumpleaños, 

que te me fuiste entre los dedos, 

que ya no te tendré en esta cama, 

que solo viniste

a llenarme de amor,

a esforzarte por enamorarme,

para, conseguido el objetivo,

cuando estaba más enamorado, 

más frágil, 

más vulnerable, 

decidir largarte.


Me cuesta

Me cuesta creer

que solo viniste a comprobar

que el seguro está puesto,

que el suplente sigue en su silla,

que la red de seguridad está lista,

que mi corazón todavía te ama

mucho más que el primer día.


Pero te perdono,

como toda la vida, 

aunque te faltó tacto,

aunque te faltó memoria,

aunque te faltó empatía.